TE ESPERO EN CASABLANCA Revista
Odisea Nº
54. Febrero de 2002 Por
María Garrido
Te
espero en Casablanca es la historia de un viaje de ida y vuelta,
la búsqueda del amor en un territorio desconocido pero absolutamente sugerente,
diferente y a la vez sensual. Marruecos, gracias a la obra de Pedro Menchén, es
un paraíso en el que la voluptuosidad de la carne está presente para el
protagonista de una forma total. Junto con su amigo Manolo, mayor que él y con
más experiencia en el país vecino, se adentran rumbo hacia el sur en un periplo
que recorre ciudades como Tánger, Marrakech, Fez, Rabat... Y lo vemos con sus
ojos a través de su experiencia: los encuentros casuales con bellos muchachos
en la calle, las insinuaciones, el deseo insatisfecho... Es lo que su compañero
denomina “la erótica del dinero y el poder”, algo que él y muchos otros como él
conocen bien. Lo que hace que Marruecos se convierta en un “paraíso sexual para
el turista”, aunque con propiedad también habría que decir que es un “paraíso
para el turista sexual”. Es el poder que da tener recursos que a los otros les
falta[n] y, en el otro polo, el poder de saberse joven y decidir quedarse con
el mejor postor. La erótica de la oferta y la demanda. Pero,
para Félix, nuestro protagonista, Marruecos no es sólo un abanico de
posibilidades físicas a las que abandonarse, para él también es su particular
búsqueda del amor. “Hay una diferencia entre tú y yo”, le dice a su compañero,
“tu buscas un chico cada día, mejor dicho: una polla cada día, mientras que lo
que yo busco es un chico para toda la vida, una persona con la que hablar y
todas esas cosas”. Y en ese planteamiento, cae de forma brutal en el
enamoramiento, ése que lo demuele todo, que crea expectativas a las que uno se
aferra sin pensar en las circunstancias. Porque, a veces, las búsquedas nos
conducen demasiado lejos de la meta y resulta que ésta se halla mucho más cerca
de lo que pensamos. Todos hemos sido capaces de autoengañarnos en ese terreno
resbaladizo y borroso que es el amor. Rachid
se cuela en su vida, con una excepcional recreación de la ciudad de Marrakech
como fondo, y la hace girar sin remedio. Y Casablanca se convierte en el
futuro, en un universo nuevo que le sumerge en un mar de dudas (razonables e
irrazonables) pero al que se lanza con decisión. Al
paso de este viaje, van surgiendo personajes más o menos definidos, que nos
ayudan a concebir un submundo en el que el mercado de la carne y el sexo
homosexual están a la orden del día. No vemos así el país vecino como un
exótico destino lleno de color y olores, sino como un paraíso en el que todo, o
casi todo, vale. Contrastando, Menchén logra superponer también nuestro propio
mundo, en el que los llegados de allí luchan con mayor o menor fortuna, según
las leyes del juego que nosotros bien conocemos. Paralelismos tan alejados como
anacrónicos. Madurez
literaria
Desde
que iniciara su carrera literaria con el buen augurio de dos premios; ¿Alguien es capaz de escuchar a un hombre
completamente desnudo que entra a medianoche por una ventana de su casa?,
su primer libro de relatos, con el que obtuvo el premio Ciudad de Alcalá en
1988; y Buen viaje, muchacho, premio
Ciudad de Barbastro en 1999 (sic), el trabajo de Pedro Menchén ha ido en
crescendo. Te espero en Casablanca ha
sido concebido dentro de su Trilogía del amor oscuro que ya iniciara con Una playa muy lejana (Los Libros de la
Frontera), en la que proyecta mostrar tres visiones distintas de la naturaleza
del amor. Te espero en Casablanca
está publicado por Odisea Editorial dentro de su Colección Inconfesables (nº 4).
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